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El peor viaje del mundo

 

 


 

Los mares que teníamos que surcar para llegar a la banca de hielo debían de ser de los más tempestuosos del mundo. Dante nos cuenta que quienes han cometido pecado carnal son azotados por vientos sumamente furiosos en el segundo círculo del Infierno. El infierno correspondiente en la Tierra se encuentra en los mares del sur, que circundan el mundo sin solución de continuidad, azotados por vendavales que corren unos tras otros dando vueltas y más vueltas al planeta de oeste a este. Allí se encuentra uno con los albatros (los enormes viajeros, y también los sombríos y los ojerosos), que vuelan impulsados por estos furiosos vientos con tanta ligereza como Paolo y Francesca, dando vueltas al mundo sin parar. Dudo que se posen más de una vez al año, y cuando lo hacen es para criar en alguna de las islas que hay en estos mares.

 

Existen muchas otras aves marinas hermosas, pero las más hermosas de todas son los petreles de las nieves, los seres más parecidos a las hadas que hay en la Tierra. Completamente blancos y diríase que trasparentes, son los espíritus de la banca de hielos, lugar que, salvo para anidar, no abandonan casi nunca y por el que vuelan «de un lado a otro por separado, en zigzag, brillando sobre el cielo azul cual mariposas blancas o resplandecientes copos de nieve». Luego están los petreles gigantes, cuya coloración constituye un rompecabezas. Unos son casi blancos, otros marrones, y presentan todas los tonalidades que hay entre un color y otro. En general, las formas blancas aumentan a medida que uno avanza hacia el sur. Pero en su caso no rige la habitual teoría del color como forma de protección, ya que no existen enemigos de los que este pájaro deba protegerse. ¿Guardará esto relación con el calor que irradia su cuerpo?

 

Apsley Cherry-Garrard, El peor viaje del mundo

                                  

Libro

 

Paolo y Francesca (La Divina Comedia. Infierno, Canto V. 70-142).

Grabado de Gustav Doré:


 

  

El petrel de las nieves: