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La expedición antártica chilena de 1947

 

 

 

La Prensa Austral, 6 febrero 1947: 3.

 

NUESTRA MISIÓN A LA ANTÁRTICA. Editorial

 

En la media noche de ayer, enfiló rumbo a las silenciosas regiones del sexto continente el transporte de nuestra Armada Nacional Angamos, transporte que junto con la fragata Iquique constituyen los barcos expedicionarios que van a esos inhóspitos lugares que pertenecen a nuestro país desde los primeros días de su historia.

 

En la prensa nacional, en el Congreso, en conferencias científicas e históricas, en declaraciones oficiales, etc., se han dejado bien en claro los indiscutibles derechos que asisten a nuestra República en la posesión de esas regiones que han despertado, en los tiempos que corren, las ambiciones de muchos extraños que llegan a ellas atraídos por las fabulosas riquezas que se ocultan en sus entrañas.

 

La embajada expedicionaria que nuestro gobierno envía a la Antártica, integrada por hombres de ciencia, expertos, marinos, militares, aviadores, escritores y periodistas, tiene una noble, elevada y patriótica misión: la de demostrar al mundo que esas vastas extensiones cubiertas de nieve pertenecen a Chile por una serie de razones y motivos entre los que no son de menos importancia, los de carácter histórico y jurídico, amén de otros de índole exclusivamente naturales, como ser la cercanía geográfica y esa relación de continuidad de montañas que se ha dado en llamar Antartandes.

 

La misión es, pues, trascendentalmente importante, y su meta, repetimos, sentar en forma definitiva la soberanía de nuestra bandera sobre “esa región antártica famosa” que en tan vibrantes octavas cantara Alonso de Ercilla en su inmortal poema La Araucana.

 

Se ha dicho que el continente helado es un emporio de riquezas y un mundo de reservas minerales y especies acuáticas de subidísimo valor; también, que es un campo propicio para la investigación científica en su más alta expresión. No caben dudas de que tales asertos, basados en estudios de personalidades en la materia, responden a una hermosa y auténtica realidad. No de otra manera se explica la atención con que potencias extranjeras han mirado y siguen mirando al continente del silencio. Por eso, la determinación de nuestro gobierno de enviar al Angamos y a la Iquique a La expedición antártica chilena de 1947: Percepción periodística y especializada 57 consolidar sus derechos sobre lo que desde hace tanto tiempo le pertenece, ha sido justamente aplaudida y celebrada por la ciudadanía toda y cuenta con el apoyo moral de los demás países del continente sur, celosos siempre de la majestad del código de honor de las naciones.

 

Si hay otro país que pueda reclamar derechos sobre parte del casquete antártico, no hay dudas que éste es Argentina. Precisamente, son Chile y Argentina –los hermanos de ayer, de hoy y de mañana– los únicos que pueden abogar jurídicamente por lo que les pertenece: Chile, desde los comienzos de su historia, y Argentina, desde el fallo de S.M. el rey de Inglaterra que anexó a su territorio algunas de las tierras de los confines patagónicos. Y nadie más tiene algo siquiera que hacer en estas regiones desamparadas.

 

Por eso, los fervientes deseos de La Prensa Austral no pueden ser otros que estas dos unidades de nuestra marina de guerra cumplan con los anhelos de la Patria, ya que este hecho de aventurarse por latitudes donde sólo perduran los más fuertes, habrá de significar para el país el incorporar a su patrimonio un territorio inmenso, de grandes posibilidades y de no menos importancia para el futuro de la nación.

 

Cada uno de los esforzados miembros de la expedición, y en forma especial ese grupo de siete valientes que quedará allí destacado como símbolo de nuestros derechos, han pasado ya a ocupar un señalado lugar en nuestra historia, para ejemplo de las generaciones que vendrán.

 

La ciudadanía toda espera que estas avanzadas del espíritu nacional tengan completo éxito en la misión encomendada. Es la más pura y sublime expresión del patriotismo la que los acompaña en esta empresa de hombres y de chilenos.

 

La expedición antártica chilena de 1947. Percepción periodística y especializada. (Consuelo León Wöppke, editora)

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