Antarctica in fiction

 


Desde su concepción etimológica y geográfica en el pensamiento griego, la Antártida ha sido definida como un lugar de oposición e inversión. A principios del siglo XVIII, al comienzo de los encuentros europeos reales con latitudes más al sur, es posible encontrar usos del adjetivo 'antártico' (con una 'a' minúscula), que significa '[d]irectamente opuesto, contradictorio, antípoda'; el adverbio 'antárticamente', para referirse a quien se comporta '[e]n forma antártica o contraria, en oposición directa'; e incluso el verbo, 'antártico', que significa '[i]r al extremo opuesto' (OED). La Antártida, el continente aún no visto que se aferra al fondo del mundo, se convirtió en esta tradición en una figura de inversión, contrariedad y alteridad.

Antes de la Ilustración, las nociones de oposición antípoda podían ser muy literales, considerando las antípodas la ubicación del 'Otro arquetípico': criaturas monstruosas que caminaban cabeza abajo, o tenían cuerpos de animales, o dos cabezas. En los siglos XVII y XVIII, sin embargo, el continente sur en expansión (aún no eliminado por los viajes de Cook ) se prestaba más frecuentemente a la oposición política o ideológica, convirtiéndose en un sitio privilegiado para los géneros superpuestos de la utopía, la sátira utópica y el viaje fantástico. Las desconocidas regiones del sur proporcionaron un 'no lugar' ideal en el que los escritores podían imaginar nuevos modos de ser que invertían, contradecían, exageraban o satirizaban a los suyos.

  

Elizabeth Leane, Antarctica in fiction. Imaginative narratives of the far south

 

Libro

 

Mapamundi de Mundus alter et idem de Joseph Hall (Vltraiecti (Utrecht): Apud Joannem à Waesberge, 1643). Imagen cortesía de la Colección de Libros Raros, Biblioteca Estatal de Victoria. El artista es Pieter van den Keere.


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