Antarctica
All I have is strictly forbidden
And all I have is strictly insane
We know what we want
But that's not always good for us
Insanity is not always despair
All I have means nothing to me
And all I give is so much more
When nothing is left
There's nothing to lose
When there's nothing to lose
There is peace
of the mind
We all fall into oblivion
And history slowly fades
What's done doesn't matter
What matter's not done
All we have, belongs to no one
All I have means nothing to me
And all I give is so much more
When nothing is left
There's nothing to lose
When there's nothing to lose
There is peace
of the mind
All I have means nothing to me
And all I give is so much more
When nothing is left
There's nothing to lose
When there's nothing to lose
There is peace
of the mind
When there's nothing to lose
There is peace of the mind
When there's nothing to lose
There is peace of the mind
When there's nothing to lose
There is peace of the mind
Hooverphonic
Sit down and listen to Hooverphonic
The live theater recordings (Sony Music, 2003)
El 25 de noviembre, la temperatura, que hasta entonces habla oscilado entre 2° y 4° bajo cero, descendió bruscamente, a causa del viento que comenzaba a soplar del Sur. Aunque el sol brillaba espléndidamente, el termómetro marcó 7° bajo cero.
La tripulación, así como los miembros de la expedición, se vieron obligados a ponerse los pesados vestidos de invierno, los guantes de abrigo y los capotes de piel de foca con capuchones. Sólo se resistió a ello Bisby, a pesar de los consejos de su amigo Wilkye, y se limitó a envolverse en su famosa piel de bisonte, sin renunciar a la chistera, que, según él, era preferible a la capucha.
A mediodía algunos bloques de hielo, empujados hacia el Norte por el viento que soplaba del Sur, aparecieron en aquellas aguas, y por primera vez el capitán Bak señaló un iceblink.
El iceblink indica siempre la proximidad del icefield, o sea de los inmensos campos de hielo. Es una luz blanca, producida por la refracción de los rayos solares en la superficie de los hielos, y se refleja en el cielo, especialmente cuanto está cubierto de nubes. A veces esta luz es tan intensa que se la percibe aún a través de la más espesa niebla.
A las cuatro de la tarde la goleta, después de haber evitado algunos floes, o bancos de hielo formados en el mar por la congelación del agua, llegó a las orillas de una isla que se encontraba en su camino.
Aquel cómodo puerto, en el que caben con desahogo centenares de buques, se llama de Foster, nombre del navegante que lo descubrió; pero la mayor parte del año es impracticable, a causa de los hielos que lo bloquean.
Emilio Salgari, Al Polo Austral en velocípedo